MI PATRIA
David Gascón Catalán
Sobre la cumbre de un cerro
hay una mole de piedra
y entorno a ella se apiñan
cientos de casas pequeñas,
que a su amparo se cobijan
igual que avecillas tiernas,
como sencillos polluelos
al amparo de la clueca.
 
Las calles son tortuosas
ceñidas a las laderas
y bajan la suave rampa
hasta la margen roqueña
que ha dejado al descubierto,
con sus caricias eternas,
el agua del Guadalope
que el Ebro su curso lleva.
 
Deliciosa es en verdad
esta villa pintoresca
pues es hermoso su aspecto
y todo lo que la cerca.
 
A su espalda estrechos valles
que bajan desde la sierra,
tienen frondoso olivar
que forman cerrada selva
y producen el rico fruto
más selecto que Minerva
 
Paradisíacos vergeles
cuelgan en la orilla opuesta
del río, donde las flores
muestran sus corolas bellas.
 
Encima, feraz y alegre,
se extiende la rica huerta
y, más arriba, el secano
donde Ceres la diadema
luce de las verdes mieses
cuando reina Primavera,
entre los pequeños cerros
que en su mar islas semejan.
En otro monte, al ocaso,
entre pinos que la besan,
Santa Bárbara bendita
-que el pueblo en masa venera-
tiene espléndida morada
como reina predilecta
de todos sus moradores
porque la quieren de veras.
 
Como si fuera esto poco
para aumenta su belleza
tiene un cielo incomparable
y un clima que siempre alegra
y millares de avecillas
-pájaros de mil maneras-
que con sus amorosos trinos
nuestros oídos recrean,
desde el ruiseñor canoro
a la cardelina bella,
el verderón, el pardillo
y el gorrión de canalera
que saltarín y sociable
travieso revolotea
sin temor a los chiquillos
ni a los gatos que le acechan.
 
Dos ciudades tiene abajo;
arriba pueblos y aldeas
que también del Guadalope
beben sus puras esencias.
 
Es en la historia famosa
esta villa pintoresca
de agradable caserío
coronado por la Iglesia,
joya de las más preciadas
de la tierra aragonesa.
 
Se llama Castelserás,
de reyes fue predilecta;
por ser mi patria, sus glorias
de orgullo y gozo me llenan