El pueblo Ibero ocupó nuestras tierras durante la I y II Edad del Hierro, entre los años 550 A.C. y 50 A.C. Este pueblo se asentó en la cuenca de los ríos, Guadalope, Aguas Vivas, Cinca, Matarraña, siendo los Ilergetes y Sedetanos los principales asentamientos Ibéricos en Aragón.
Las influencias que sufrieron los moradores de Aragón en esta época, hicieron que gradualmente asimilaran estímulos de las colonias fenicias occidentales a través de intercambios culturales y comerciales, entre estos pueblos de influencia mediterránea y los poblados de las tierras Aragonesas más orientales, siendo el Ebro la principal vía de penetración. Como también lo fue en este caso de influencia griega la zona nororiental a través de ampurias. Este movimiento de influencias y cultura provocó la desaparición de algunos poblados indígenas y la aparición de nuevas poblaciones que adoptaron estos cambios de origen mediterráneo.
Pero la fortuna no estuvo del lado de los Aragoneses Ibéricos ya que los omnipresentes Romanos moraban alrededor de nuestras fronteras, en plena disputa por nuestros territorios con sus compañeros históricos en disputa bélica, los Cartagineses. Así que Amílcar Barca, Aníbal, Asdrúbal, Escipión, Catón, las
disputas civiles entre Pompeyo, Sertorio y Cesar, hicieron claudicar a los Iberos ante la definitiva dominación del valle del Ebro por Roma.
Pero algo quedó de estas gentes que hay que conocer. Los situamos en dos zonas bien localizadas, los Ilergetes que ocuparon gran parte de Huesca (Huesca, Almudevar, Velilla de Ebro) y los Sedetanos que ocupaban las tierras entre norte del Ebro y el río Aguas Vivas (Azuara, La Puebla de Albortón, La Puebla de Hijar, Lécera).

signario ibero

La civilización avanzaba a grandes pasos y en el plano artístico nos dejaron el toro de Azaila realizado en bronce que es su representación más significativa, en un plano más funcional realizaban platos, ollas, fuentes, cuencos, todo esto en cerámica que pintaban en tonos negros y rojos. Los Iberos formaron sus asentamientos junto a ríos, aprovechando los suelos aluviales para el cultivo, buscaban lugares que fueran defendibles y establecían una estrategia basada en la funcionalidad defensiva del asentamiento. Los puntos débiles estaban amurallados e incluso en zonas determinadas realizaban fosos con el objeto de aumentar las defensas, construían torres de vigilancia y hincaban piedras alargadas e irregulares en el suelo para protegerse del ataque de la caballería.
Los poblados Iberos se edificaban de diversas formas, quizá debido a diferentes influencias. Así que tenemos ejemplos de poblados de 50 x 20 m. donde construían una treintena de habitáculos, con una sala común destinada a hogar y otras dedicadas a moler trigo y almacenaje. La parte exterior de la construcción servía de muralla y levantaban una torre de vigilancia. Otro tipo de construcción de poblado era en forma de manzana de casas, con calles empedradas donde había casas con dos pisos, protegidas con varios anillos de murallas y torres de vigilancia. Y no es de extrañar tanta protección dadas las constantes batallas que tenían que librar.
Los Iberos eran expertos jinetes, sagaces y resistentes, se defendían con escudos, jabalinas y espadas. Estas eran cortantes tanto de frente como por los costados, poseían de tamaño largo y corto siendo la falcata una espada curva su arma más temida. Cabe destacar una forma de lucha sagaz, ya que montaban dos guerreros en el mismo caballo y a la hora de luchar uno desmontaba y se batía como peón.
En cuanto a la vida de la mujer no consta que tuviera gran relevancia social, dedicándose al cuidado de los pequeños, de los hombres, los cultivos y la vida doméstica.
Los Iberos vestían una túnica corta que ajustaban mediante un cinturón y añadían un manto de lana para protegerse del frío, los hombres utilizaban una especie de calzones que sujetaban con tirantes, y las mujeres utilizaban manto, chal y velo. Ambos calzaban sandalias de cuero. Hablaban su propia lengua y tenían un sistema de escritura muy complejo que aún no se ha podido descifrar, compuesto por signos monolíteros y bilíteros. Acuñaron monedas en bronce y plata donde en el anverso había una faz y en el reverso un jinete y los letreros monetales hacían referencia a la ciudad donde se emitan.
Su economía se basaba en la agricultura cuyos principales cultivos eran: trigo, mijo, cebada, avena. Estas eran las especies que entregan a Roma en concepto de impuestos. En cuanto a la ganadería poseían: cerdos, cabras, conejos, toros, gallinas. Manufacturaban en pequeños talleres, tejidos y pieles. Trabajaban el bronce y el hierro. Cazaban ciervos y jabalís. Así que todo esto unido a la emisión de monedas y al constante trasiego por el valle del Ebro, permitió que importaran: vino, vajillas y aceite. Y exportaran: cereales, tejidos, miel y esclavos.
Con respecto a sus creencias se cree que adoraban a diversos dioses de influencia romana y celta. Se sabe que realizaban un ritual funerario incinerando los cadáveres y señalando con una estela el lugar del sepelio.

monumento funerario

Y así debió transcurrir su vida hasta que en el año 49 AC, Cesar tras someter la ciudad de Ilerda (Lérida). Comenzó su imparable camino por nuestras tierras y fue el pueblo Romano quien obtendría durante bastante tiempo el protagonismo histórico en el territorio Aragonés.

MONEDAS
anverso y reverso

dracmas ibéricas de plata
220-212 aC
 

espadas

 

VASIJAS DE CERÁMICA