La veda de caza de la codorniz se abre en la mayoría de las
zonas del país a mediados o finales de verano. Hoy día, el número de
codornices silvestres está muy reducido, por lo que en algunas zonas
está prohibida su caza, motivo por el que la mayoría de las piezas que
se consumen son aves de granja criadas en cautividad. Estas granjas de
codornices abastecen durante todo el año a los restaurantes y al
mercado, constituyendo un producto de consumo corriente. Esta ave migratoria perteneciente a la familia del faisán,
presenta una carne fina, sabrosa y delicada. La codorniz de granja tiene
la carne sonrosada, a diferencia de la codorniz silvestre cuya carne es
bastante más oscura, compacta y sabrosa; por lo general, ésta última es
más apreciada que la primera. Sin plumas, una pieza alcanza un peso aproximado de 150
gramos, por lo que se han de calcular aproximadamente dos codornices por
comensal, dada la cantidad de desperdicio que presentan. La carne de codorniz es una de las menos calóricas, debido
a su menor contenido en grasa, aunque las calorías finales del plato
dependen de la preparación culinaria que se le aplique, ya que es
frecuente que vaya acompañada de salsas calóricas. Su carne rica en proteínas, incluso en mayor cantidad que
la carne de pollo o de pavo, es pobre en colesterol, por lo que la
codorniz puede sustituir a otras carnes más grasas en aquellos casos en
los que se esté siguiendo una dieta de adelgazamiento o en dietas de
control de lípidos (hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia). Respecto a los minerales, destaca por su elevado contenido
en hierro, imprescindible para la formación de glóbulos rojos,
encargados de transportar oxígeno desde los pulmones hasta todas las
células del organismo. En comparación con el resto de aves, la carne de
codorniz constituye una buena fuente de vitamina B1 o tiamina, B2 o
riboflavina y B6 o piridoxina.
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Una conservación sin riesgos |
Si la codorniz es fresca, se ha de conservar en la parte
más fría de la nevera, y se debe consumir en un plazo máximo de 2 días
tras su compra o su caza. Congelada, esta ave se puede conservar aproximadamente
durante 6 meses, e incluso se pueden congelar las piezas sin desplumar,
siempre y cuando estén recién cazadas, y previamente se hayan lavado y
secado bien. En este caso, cuando se saquen del congelador, se
recomienda desplumarlas antes de que terminen de descongelarse por
completo. La codorniz admite múltiples preparaciones culinarias:
frita, cocida, acompañada de salsas diversas, a la parrilla, asada y
rellena. Es una carne que requiere poco tiempo de cocción, ya que hay
que evitar que se seque demasiado durante el cocinado. Combina bien con cerezas, uvas, aceitunas, ciruelas pasas y
limón. |
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Información obtenida de Fundación Grupo Eroski.
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http://www.consumer.es
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